domingo, 27 de mayo de 2012

114.



Todo se desvanecía a mí alrededor. Caía, y yo estaba en medio gritando de dolor. Algo se me había metido dentro y me clavaba alfileres por todo el cuerpo. Y yo odio las agujas, los alfileres y todo objeto punzante.  Clamando al cielo, pedía a todo aquel que me escuchara un poco de ayuda. Que me sacaran de aquel hoyo en el que me había metido. Miré hacia abajo y vi mi cuerpo putrefacto. Olía a muerto. Gusanos y bichos que correteaban por mis brazos. Estaba podrida, una manzana a la que habían dejado demasiado tiempo en el frutero. Yo gritaba y gritaba pero no había nadie para hacerme caso. 

1 comentario:

  1. Hola sí, me he visto obligada a dejarte un comentario, sabes visito tu blog cada día, y eso que tienes que ser escritora, porque escribes de puta madre y eso, que te quiero.

    ResponderEliminar