miércoles, 20 de febrero de 2013

216.


Soy esa que todos creéis conocer pero que, realmente, ni uno se acerca a hacerlo. Cuando me caigo, me levanto, antes o después pero me sobrepongo, pase lo que pase. Observo a la gente, y me siento realizada cuando me cuentan cosas y los ayudo. Simplemente, no me rindo. Lloro, a veces me enfado y pego puñetazos, me desespero, grito, pero lucho hasta el final. Tengo momentos en los que me viene el mundo encima, en que mis fuerzas flaquean y creo que termina todo, que ya agoté todas las opciones. Podéis pensar que lo hago por mi familia, por mi país o por mis creencias. Pero, si lo hacéis, os equivocáis. Lo hago porque estoy segura de que puedo ayudar a que este mundo no se vaya a tomar por culo. Lo hago porque sé que puedo con todo esto y con mucho más, porque en el fondo, confío en mi y en mis capacidades. Y si se da el caso de que no puedo, lo intentaré igual porque yo, no me rindo. Después de tantos golpes, de tantos insultos, tantas noches amedrentada, sigo aquí; y hoy, 20 de febrero del 2013, os aseguro que no me rendiré jamás, que hasta que me quede sin fuerzas, seguiré aquí para daros de qué hablar, para hacer que os planteéis las cosas una vez más, para poneros las cosas menos fáciles.

viernes, 15 de febrero de 2013

215.


Un colchón en el suelo, montañas de libros, olor a café y a Seven Stars. Y ella sentada en un sillón medio roto, con calcetines hasta la rodilla, mis bóxer y un polo de un equipo de rugby. Leía Murakami totalmente ensimismada. Mientras preparaba tortitas en una cocina aparentemente prehistórica, me quedé mirándola. No era la más guapa, ni la más lista ni la más ordenada, pero lo cierto era que ella encarnaba lo que siempre deseé. La encontré por casualidad, chocamos por la calle y acabamos tomando café juntos. También hicimos el amor en mi piso y cuando me desperté, se había ido. Dejando su número de teléfono en un post-it. Por aquellas, Cali aparecía y desparecía como el humo de su tabaco cuando nos sentábamos en el dique. Ojalá pudiera volver atrás en el tiempo, enmendar mis errores.

Mis disculpas

a esos lectores fieles que durante este mes echaron de menos mis deprimentes escritos, pero tuve problemas con mi ordenador, en seguida tendréis entradas nuevas. Muchos besos discípulos