viernes, 31 de agosto de 2012

153.


Te observo a cierta distancia, tu camiseta gris y esa gorra negra que siempre llevas. Estás tan tranquilo, fumandote un cigarrillo. Recuerdo los buenos tiempos, cuando hablábamos todos los días y me guiñabas el ojo. Sonrío, pero sigo andando. Me sorprendo a mi misma deseando que me veas y te acerques a saludarme, bueno, creo que me has visto pero no te vas a acercar. Sería de tontas pensar que vas a venir, y yo no soporto sentirme como una tonta. Pensándolo bien, que hago pensando en ti? Voy a abrir una cerveza  y seguiré con mi vida, fingiré que no te he visto. Estiro la camiseta, levanto bien la cabeza y paso justo delante de donde estás con tus amigos, sin dirigirte una mirada. Cuando giro la esquina y ya no me ves, me derrumbo y la lata me resbala de las manos. No entiendo que me pasa.

martes, 28 de agosto de 2012

Cucú twiteros


Siento las mini-vacaciones que me he tomado, pero tenía que descansar un poco. Solo subo esto para contaros que acabo de crear mi Twitter, después de que me insistieran mucho. En el cual, avisaré cuando suba entradas además de mis míticos delirios y tonterías. Besos de dementor para todos! :)
 Encontradme en @vivi_donald

jueves, 16 de agosto de 2012

152.


No puedo permitir que esto vuelva a pasar. Fuiste el primero al que dejé ver lo que escondo detrás de mis cazadoras de cuero y mis cigarrillos, y no dejaré que nadie más lo haga. Porque, ahora que te has ido, no puedo respirar. Me pesa el corazón, el plomo vuelve a ocupar su lugar. Todo duele, pero ya pasará, no queda más que esperar.

miércoles, 15 de agosto de 2012

151.


Son las doce de la noche, y me ha entrado un no se qué con que mi habitación está hecha una mierda. Así que estoy como loca ordenando todo. Pronto caigo rendida al suelo, me veo superada por todo. No por lo de ordenar, claro, eso me relaja bastante. Si no por el hecho de que no sé estudiar, y aún me quedan muchas cosas por delante. Siempre he estado muy segura de que iba a hacer una carrera universitaria, sin problema vamos, y que luego encontraría un trabajo estupendo, o no tan estupendo, pero un trabajo. Y ahora me doy cuenta, de que dar por supuesto que voy a conseguir sacar una carrera, es un poco ridículo. Y me siento como una gilipollas. Continuamente, veo como otros aprueban los exámenes sin apenas esforzarse, y cuando me toca ir a mi a ver la nota. Veo un suspenso, un cuatro y pico, me derrumbo porque sé el tiempo que he dedicado a estudiar, a entender lo que pone en el libro de texto. Tengo miedo de llegar el próximo año y que me vuelva a pasar lo mismo, no quiero decepcionar a nadie.

martes, 14 de agosto de 2012

...


Ahora parece que el karma está haciendo su trabajo, y me encuentro con que mis esfuerzos son recompensados. Tantas lágrimas, tantas noches hasta las tantas escribiendo y corrigiendo. Lo duro que me resulta a veces sacar todo lo que llevo dentro. El miedo a que parezca ridículo. Pero tengo a gente que me quiere, ya lo veo. A veces, pienso que ojalá el abuelo estuviera aquí para leerme, me pregunto si estaría orgulloso de mi. Si seguiría enseñando mis fotos a todos sus amigos diciendo "Mirade que juapa é a miña neta". Es normal, no? Me refiero, le quería y de repente, se fue, murió. Y, bueno, gracias a todos por el apoyo, los comentarios,... Solo quería que la gente que no me conoce personalmente, supiera que esto cuesta bastante y que cuando ves que tienes un nuevo seguidor, o un nuevo comentario, es como Joder, que ilusión!

lunes, 13 de agosto de 2012

150.


Llevo todo el día esperando a que contestes, pero no lo haces. Y ahora me siento como una tonta por haber  creído, aunque fuera sólo una milésima de segundo, que te importaba algo. Que tenía alguna posibilidad contigo, me refiero, eres guapo, alto, atlético. Y yo no soy nada. Sólo estaba cegada, porque me dedicaste un poco de atención. Pero, que mierda!, es tan genial hablar contigo, la forma en que sonrío. Que te preocupes por como estoy, las cosquillas que produce tu "irresistible barba de dos días". Por qué todo ha de ser tan complicado?

149.

Me quedé tirada en cama, extasiada. Me sentía rota y sola. Sin fuerzas ni para taparme. Mis braguitas ensangrentadas, me dolía el cuerpo. No había sido bonito, ni dulce, ni suave. Gemí de dolor hasta quedarme sin voz. Me repulsaba de mi misma, no recordaba haberme sentido tan sucia jamás. El muy cabrón  me sujetó contra la pared. Yo lloraba. Le pedí que parara, pero él ya no me escuchaba, si es que alguna vez lo hizo. Estaba cegado, casi sin aliento. Pero me embestía como si le fuera la vida en ello. El simple recuerdo de sus gruñidos, hace que me entren arcadas. Quiero gritar para que alguien venga y me saque de aquí pero no sé si ese cerdo se habrá ido aún.

148.


Estaba sentada en el sillón giratorio de mi habitación cuando entró corriendo por la puerta una sombra de menos de medio metro, se tiró a sus brazos, con lágrimas en los ojos. Ella sonrió, cariñosa, y le preguntó qué había pasado. Yo fingía escuchar al niño pero no podía apartar los ojos de aquella preciosidad. Sentó al niño sobre sus piernas, rodeándolo con los brazos. Me preguntó algo, pero yo no me enteré, la miré desconcertado. Casi le suelto "Sé la madre de mis hijos, por favor", quería hacerle el amor más que nada en el mundo. Saqué el móvil con la idea de distraerme para que no notara nada. Y casi sin darme cuenta, lo puse en silencio y empecé a sacarle fotos. Yo estaba mareado, embriagado de su belleza. Hacía como dos años que no la veía, pero nada había cambiado, ella era el amor de mi vida, por mucho que me alejase, seguiría siéndolo, para siempre.

domingo, 12 de agosto de 2012

147.


Me cogió por una pierna y me tiró en el sofá, caí entre sus brazos. Un abrazo rudo, como él mismo. Su aliento en mi nuca. Cierro los ojos, de repente sus labios se posan en mi garganta. Asolando mi mundo. Como una buena patada en los huevos. Y ya no quiero apartarme, ni que se aparte él. Nocivo, esa es su descripción. Ahora es fuerte, mucho más que yo y puede hacer conmigo lo que quiera. Y a mi me da igual, porque me rodea su olor y escucho los acelerados latidos de su corazón, sus músculos se tensan cuando escuchamos unos pasos subiendo las escaleras. Me aparto de un salto y él no opone resistencia, entran en la habitación. Se ha terminado, todo, volvemos a la realidad. Dejamos de jugar con fuego, no porque nos dé miedo quemarnos, si no porque no queremos quemar a los demás.

TITULO (contentos?!)


Bueno, como habréis notado esta no es una entrada como las habituales. La razón es que es única y exclusivamente para agradecer a mi querida Nati Donald Cobain por todo su apoyo. Porque hay veces que me bloqueo y no puedo escribir, o escribo algo y cuando lo leo después me parece una mierda y me derrumbo. En esos momentos, Nat me manda un WhatsApp para decirme que soy genial, que no me derrumbe y que le encantan mis entradas. Lo bueno de Nat es que está ahí siempre, cuando escribo algo chachi y cuando no me sale nada. Es la que se vuelve loca cuando pasamos más de dos días sin hablar. Ella es, esa personita loca a la que yo adoro. Y doy gracias a Sid (mi Dios) por haberme permitido conocerla. Y ahora que la tengo conmigo, no la soltaré jamás.

146.


Lo bonito de un amor platónico es que te enseña a apreciar pequeños detalles. El color de sus ojos cuando les da el sol o la forma en la que inclina sillón donde te sientas para acercarse a ti. Sueñas que guarde tus fotos y que las mire cuando no estés. Un amor platónico es bonito, pero siempre te deja con ganas de más. Quieres que te abrace más, que te bese, que te haga el amor, que te cante bajito al oído. Pero nunca pasa de una sonrisa, no es más que lo que tu quieres que sea. Lo que imaginas que hace, porque a lo mejor se está inclinando porque está más cómodo así o que esa sonrisa pícara no significa nada a parte de que le caes bien. Pero tu sueñas, tienes esperanzas de que te llame, que vaya a visitarte. Y eso es lo más importante del mundo, los sueños y la esperanza.

viernes, 10 de agosto de 2012

145.



Cuando la conocí me pareció una chica rara, no entendí qué hacía ella en nuestro colegio.  Ni siquiera hablaba gallego como el resto de nosotros, tampoco vestía como las demás niñas. No pude ver a través de todo aquello, me quedé en su aspecto.  Todos sabíamos que ella no tenía padre y para nosotros resultó muy extraño, por eso nos repulsaba estar con ella. Su madre daba clases en el colegio y todos la querían como profesora.  Pero la niña, ella solía acercarse a nosotros y ver como jugábamos, como construíamos, no nos decía nada, parecía temernos, observaba a distancia. Un día se acercó, nos habló en gallego, con nuestro mismo acento, quiso jugar y le dejamos. Demostró que podía ser como nosotros. Poco a poco, la aceptamos. Le cogimos cierto cariño. Un día fui a su casa, comimos ositos de gominola, ella los ordenó por colores, luego se los comió uno a uno. Dijo que así parecían una gran familia, “como vosotros”, eso dijo. Un rato después le pregunté donde estaba su padre. Ella me miró en silencio, luego respondió “Se fue, nos abandonó, ahora tiene otras hijas y otra mujer, quizá nosotras no fuimos  suficiente para el, no lo sé”.  Fue ese día, en ese minuto, en ese segundo, cuando ella pasó a formar parte de mi propia familia. De nuestra familia. Porque merece tener una familia, que la quiera, que la acepte.