sábado, 1 de marzo de 2014

La blusa azul

Esta es la historia de la blusa azul que me compré y aparqué en mi armario durante meses esperando una ocasión especial y hoy decidí ponerme porque quería que me vieras guapa. Salí de la bañera oliendo a rosas y con el pelo bien brillante, decidí ponerme la preciosa camisa azul. La tela es brillante y suave, me miré en el espejo y me vi ligeramente diferente. Me enfrenté al pánico que me supone quererte, como ya lo había aceptado, te lo diría hoy. Esperé nerviosa, sentada en el pasillo, preparada para abrirte en cuanto llegaras. Pensé que cuando te abrazara, tendría las fuerzas suficientes para decirte todo lo que había ensayado. Pero no timbraste y yo seguí tirada en el suelo, abrazándome, durante horas. Al final, me saqué mi blusa azul y la tiré a la basura porque no valía la pena tenerla ahí para que nadie la viera, para que no me vieras con ella. Me ahogué en la bañera que sabía a sal y olía a rosas pensando que París era el único sitio donde podía amarte.