lunes, 17 de septiembre de 2012

167.


Lloro, porque estoy triste. Estuve a punto de conseguirlo. De tener en mis manos eso que siempre quise, una persona de confianza, alguien a quién entregarme en cuerpo y alma.  Extendí mis manos hacia ese futuro pero llegué demasiado tarde. Lo rocé con la punta de los dedos, se me escapó, esquivo. Y ya no lo puedo encontrar. Y ahora lloro, sentada en mi portal, esperando por si vuelve arrepentido. Ha pasado un mes, pero yo sigo esperando. Tengo una fé ciega en el.

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