domingo, 30 de septiembre de 2012

173.


Poco a poco, mis murallas cayeron ante tu supuesta perfección. Una columna de tu humo azul penetró por los huecos y me llenó de vitalidad. Convertiste mi titanio en suaves telas de seda, me hiciste débil. Fui por ti la niña que no había sido antes, con sueños de niña, escribiendo cuentos de hadas. Jugando con príncipes de ojos azules. Ahora me veo crecer cuando me miro en el espejo.

2 comentarios:

  1. joe q triste... pero los textos tristes te salen preciosos, preciosamente tristes, bueno, q si, que preciosos

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