martes, 1 de enero de 2013

207.

Y corrí, y corrí, porque no podía echar a volar. Buscando libertad, o felicidad, no lo tengo claro. Viajé de país en país y no me quedé en un sitio más de seis meses, no quise acostumbrarme, ni encariñarme con nadie eso era lo que siempre me traía problemas. No encontré la cura al cáncer, ni la felicidad eterna, y no hice nada digno de mención. No destaqué en ninguno de mis trabajos, bueno, siendo cajera de un súper, fui la empleada del mes, pero no me pagaron más por eso. Pero sí viví la vida que quise, me sentí libre y bien, hubo momentos duros, en los que me invadía la morriña y quería volver a perderme en los bosques verdes que parecían de cuento de hadas. Pero mantuve mis ideas y fui a conocer mundo, recogí mis memorias en una libreta, y no paré hasta que me vi sin fuerzas. Fue en ese momento cuando empecé a recordar y a pensar y me sentí mal por haberme ido de repente, por haber huido cuando todo empezó a ir mal. Y volví, y remendé mi pasado, pedí disculpas y agradecí lo que no había agradecido antes. Me sentí tonta por no haberme dado cuenta antes, pero era tan joven. Y ahora, sentada ante tu tumba, me pregunto por qué me alejé de ti.

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