Pasé la noche
abrazada a él, tenía tanto miedo. No paraba de temblar y mi boca estaba poseída
por un inusual sabor metálico. Mi cabeza estaba apoyada en su hombro, susurraba
palabras sin sentido. La cabeza me daba vueltas o, quizá, era el mundo lo que
giraba a mí alrededor. Durante todo ese tiempo, él, mi hermano, estuvo a mi
lado. Sujetándome. Pero yo no dejaba de desear que fueras tu. Te necesitaba
para estar ahí, aunque supongo que no aguantar'ias un solo segundo así. A veces pienso que
no entiendes nada. Y eso es todo culpa mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario