lunes, 2 de julio de 2012

137.



De alguna forma tuve que dar la espalda, cerrar los ojos, suspirar y luego seguir adelante. Porque el hecho de no ser suficiente para ti, y de no poder serlo jamás me estaba matando. Y dejé de saber lo que hacía. Continuamente me daban ataques de pánico y vomitaba como una loca. Me mareaba y había días que ni siquiera dormía. Pero tu nunca parecías estar contenta conmigo, así que terminé cansándome. No soy de las que abandonan facilmente pero esto sobrepasaba mis límites.

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