domingo, 29 de julio de 2012

142.


Hoy hablaré de mi.
Veo el vaso vacío, y me río, porque se parece a mi. No me gusta la poesía, pero me encanta leer a Rosalía de Castro, Bécquer, Berta Dávila y a veces, a mi compañera de clase Sonia. Escribo, y luego pienso. Me veo en el espejo, pero no me observo porque me espanto. Me gusta mezclar helado de frutas del bosque con helado de chocolate blanco. No tengo ni idea de política, pero me hace mucha gracia escuchar a mi novio hablar de ese tema. Sí, novio, algo que nadie creía posible para mi. Sentados en la mesa del salón, estamos mi café y yo, ambos solos. Suelo llorar por la noches. De pequeña soñaba con formar parte del ejército americano, aún no entiendo por qué. Soy fumadora, aunque ya hace tiempo que dejé la nicotina, el petróleo, los endulzantes y el amoníaco. Cuando abro los ojos por la mañana necesito unos quince minutos para despertar. Los miércoles los siento como si fueran lunes. Y, por lo general, tampoco me gustan los domingos, demasiada gente y todas las tiendas cerradas. Me gusta estar sola, pero no soporto estar encerrada. Algún día, me iré de la casa de mi madre, me entrarán ganas de hacer una locura y en vez de sacar mis cosas por la puerta, las tiraré por la ventana. Porque la ventana de mi habitación es bonita, y grande. Ah, y no, no tengo el pelo rosa, soy morena, como el chocolate. Me gusta el chocolate, de pequeña, mi hermano me decía que de tanto comer chocolate, se me había quedado así el pelo, yo intenté comerme mi pelo porque era de chocolate, pero no sabía como el chocolate.

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