viernes, 28 de diciembre de 2012

205.


Había como cuatro botes con pastillas vacíos, al lado, una botella de vodka medio llena. No recordaba muy bien lo que había pasado, pero el recuerdo de aquellas pastillas me refrescó la memoria. Pese a ser una persona luchadora, toqué fondo y me tomé unas cuantas de esas. No quería seguir luchando así que intenté abandonar. Al parecer, ni para eso valgo. Una furia irracional me invade. Intenté moverme pero no pude. Miré hacia abajo. Un chaleco ataba mis brazos a mi torso, unas hebillas lo mantenían en su sitio. Me volví loca.Perdí el control. Chillé. Luché. Lo intenté todo pero seguía atada. Grité. Me quedé sin voz, no paré. Vuelvo a abrir los ojos y esta vez me encuentro sentada en una sala, un psiquiatra de la clínica me mira protegido por sus gafas y su bata larga y blanca. Seguía encerrada entre la tela y las hebillas. No entendía nada, pero intuía que para salir de allí debía parecer recuperada. Eso hice y a los dos meses estaba fuera. Lo primero que hizo al verme fue darme una paliza, había hecho que pasara una gran vergüenza, en el pueblo todos nos conocían y sabían más o menos cómo estaban las cosas en casa. "Por tu culpa, todos me odian, maldita gilipollas". Me volé los sesos una hora y media después. Esta vez, no fallé. Estaba harta. Ya no había por lo que luchar.

1 comentario:

  1. ultimamente tus entradas son tan... nasfjasbvpsa no sé. me encantaría salir corriendo y ayudar a esa chica. no sé si lo que escribes es personal, o que tu mente tiene a crear historias sin finales felices, pero lo que despiertas en tus lectores no es normal. Y al padre, o a quien quiere que le hizo tanto daño a esa pobre chica, darle con su misma moneda. Hacerle que sufra, pero psicológicamente, que duele más.
    En serio, espero que todos recibieran su merecido. Me apena que la chica acabara así.
    Mucho ánimo y que me tienes para lo que sea, un besazo. Felices fiestas(:

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