domingo, 12 de febrero de 2012

31.

A veces me entran ganas de llorar. A veces me gustaría poder pegarte. A veces  me muero por irme de casa. A veces quiero gritar pero ya no tengo voz. A veces necesito hacerme una bola, cerrar los ojos fuerte y no abrirlos hasta que todo acabe. Pero no suelo hacerlo. Porque yo soy un cordero disfrazado de lobo. Porque a mi no me enseñaron a correr, a mi me enseñaron a pelear. Así que hago de tripas corazón y me levanto del suelo como si nada hubiera pasado. Porque para la gente como yo, un desmayo es un incómodo inconveniente. Nos entrenamos como soldados desde que nacimos. Porque nosotros podemos con todo. Así que, si intentas acabar conmigo, coge asiento porque te va a llevar tiempo. Lucharé hasta que no pueda más con el cuerpo. No puedes pararme, en realidad, nunca has podido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario