Medio mujer, medio sirena. Pelo rosa, ojos verdes. Antes de desaparecer entre las brumas de las olas se gira, me mira. Sonríe. “Siempre te querré”. Y se va. Pero no la puedo dejar ir. Me saco rápido la camiseta y me meto detrás de ella en el agua. Un simple reflejo lejano entre corales. No hay nada que hacer. Ella pertenece al mar, pero también me pertenece a mi.
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