domingo, 8 de enero de 2012

19.


El corazón comenzó a martillearme en los oídos, estabas al otro lado de la calle, apoyado en tu Harley. Viniste  a buscarme, como me habías prometido. Estás tan guapo con tu cazadora de cuero y tu camiseta de Bullet for my Valentine. Me quedo absorta mirándote, como siempre, y unos chicos me empujan para poder pasar por la abarrotada puerta del instituto. Cojo aire y cruzo la calle. Me saludas con un abrazo nada más verme. Sonríes. Pareces feliz. Espero que sigas tan feliz dentro de unas horas, cuando te diga que me voy a vivir a Londres. Subimos a la moto y vamos a tu apartamento. Comemos patatas fritas con bistecs y coca-cola. Me preguntas que tal el día, yo te cuento que la de mates es una inútil y que la de tecnología me cae bien aunque sea un poco demasiado estricta. Te devuelvo la pregunta y me dices que te llamó un cliente para “notificar la devolución de una de sus obras”, estás muy decepcionado porque creías que ese era uno de tus mejores cuadros pero, bueno, si a él no le gusta, no pasa absolutamente nada. Porque, siempre podemos quedárnoslo nosotros, no? Sonrío y digo Claro que si cariño. Vamos a ver la tele pero no hay nada interesante. Apagamos y empezamos a hablar de qué haremos el próximo fin de semana. Ya no puedo posponerlo más así que te explico que cuando acabe la semana yo estaré en un pisito en Londres. Te ríes, crees que es una broma. Es en serio Marc, papá quiere cambiarme, dice que si hacer el bachillerato en el extranjero me abrirá muchas puertas a la hora de elegir universidad. Entiéndelo, por favor. Pero no lo entiendes, crees que quiero cortar contigo, preguntas que es lo que haces mal. No haces nada mal, soy muy feliz aquí contigo pero tengo que pensar en mi futuro y lo mejor es irme a vivir allí. Asientes con la cabeza, no pasa nada, dices pero tus ojos no me engañan. Sé que te duele, a mi también, Marc, a mi también. Te echaré de menos. Espero que lo sepas, que lo valores, yo jamás quise hacerte daño. No respondes, pero quieres saber exactamente cuando me voy. Muy bien, dices, y te encierras en la habitación. Espero. Sales, te pones la cazadora, coges mi abrigo. Que haces? Pregunto. Nos vamos, te vas a ir, vale, así que quiero despedirte, a lo grande! Jajajajaja, me río. Me pongo el abrigo y salimos de casa. Dan comienzo los mejores cuatro días de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario