jueves, 15 de diciembre de 2011

5.


Dijo que no pasaría nada, que solo sería un año. Me explicó que allí vas como soldado pero que en realidad nunca pasa nada porque solo controlaban el comercio y eso. Yo le creí, no del todo, pero le creí. Quería creerle. Pero no todo fue como esperábamos. Preparamos la boda para junio del 1842, yo me ocupé de todo. Mientras, él cumpliría con sus obligaciones para con el ejército. Él regresaría a finales de mayo y tendríamos tiempo de sobra. Pero, como ya dije, las cosas se nos fueron de las manos. El 15 de mayo me llegó una carta muy amable en la que me “comunicaban el fallecimiento de mi prometido John Smith y sus más sentidas condolencias”. No recuerdo especialmente bien lo que se me pasó por la cabeza en ese momento. Solo me acuerdo de cómo sentí que algo se rompía dentro de mi. Me llevó mi tiempo, pero al final conseguí vivir con esa sombra a mi lado. Después de 60 años aún veo su cara entre la gente, aún se me aparece en sueños. Pese a todo, trabajé duro, luché contra todo lo que se me puso delante. Espero que si estás por ahí y puedes verme estés orgulloso de mi. Ojalá pudiéramos hablar, una vez más. Sé que no es posible aún, así que seré buena para ir al cielo contigo cuando muera. Por cierto, tu hija es preciosa y muy inteligente, un poco vaga pero no tiene problema ninguno. A ella también la conocerás, solo debes esperar un poco más.

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